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martes, 15 de noviembre de 2011

THE WIRE Y VARGAS LLOSA

Es evidente que soy un fan de The Wire, un fiel seguidor. Me enganchó cuando la vi, y aún más cuando indagué sobre la serie: revistas, periódicos, internet. De vez en cuando mi interés por esta serie sobre la ciudad de Baltimore se reaviva, aunque el recuerdo es permanente porque tengo la sintonía inicial en el móvil, la canción de Tom Waits “Way Down the Hole”. Además, los que saben de mi afición contribuyen enviándome algún artículo o noticia que se publica. Como esta vez, que mi amigo Eduardo, desde Oviedo, me envió el artículo que Vargas Llosa publicó en El País sobre la serie el 23 de octubre pasado.

Vargas Llosa confiesa que después de leer muchos elogios sobre la serie televisiva se interesó por ella. Le dedicó un tiempo y vio las 5 temporadas. Cuando comenzó la difusión por la HBO, en 2002, no despertó mucho interés. Tuvieron que pasar un par de temporadas para que llamara la atención. Los mismos críticos que la denostaron al principio fueron corrigiendo sus opiniones a favor de The Wire. “Para más inri”, en la misma época, la cadena televisiva que la proyectaba tenía en antena otra famosa serie sobre la mafia, Los Soprano, celebérrima y premiada. Genial, sin discusión. The Wire nunca obtuvo premio alguno. De esto ya hablaremos en otra entrada.

Vargas Llosa disecciona la serie, más bien lo que hay detrás de lo que vemos. Al comienzo, parece responder al patrón clásico de confrontación entre buenos y malos, pero tras unos episodios se percibe que los tópicos de otras series no se sostienen. El perfil entre buenos y malos se difumina. También, comienza a aparecer una sensación de pesimismo, un destino fatal de todos los personajes, aflora la desesperanza, la justicia está fuera de las instituciones que le son propias. En fin, un derrumbe del prototipo de la lucha de policías y traficantes. La serie, como reconoce Vargas Llosa, es una crítica social, una crítica de la ciudad de Baltimore y de la sociedad norteamericana en general. Una crítica de la lucha contra la droga, del despilfarro de todo tipo de medios humanos y materiales. Los autores, concretamente D. Simon, se declaran a favor de la legalización de las drogas.

Vargas Llosa está de acuerdo en la consideración dada a la serie como novela, por sus características propias, por su originalidad, por su estructura. Simon la considero como una novela visual. Su ficción es más que creíble por sus retazos de realidad, por su coherencia, por los mensajes diluidos y las tesis que transmite. Escapa de las banalidades de otras series. Sorprende que una serie tan social, con una carga tan profunda de crítica se haya llevado a la pantalla catódica; quizás si no lo hubiera hecho la HBO no lo hubiera hecho otra cadena. Pone de manifiesto la hipocresía y el cinismo político, los interese espúreos de algunos periodistas, los métodos infalibles de los malos, la voracidad desmesurada del capitalismo desenfrenado. Pero, también da alas a la esperanza, a los pequeños momentos de alegría, a que merece la pena intentarlo aunque sea a título individual, a pesar de las instituciones jupiterinas.

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