LIBROS EN LUGAR DE DISPAROS
Todas las guerras son crueles. Las guerras civiles añaden el componente fraternal a la crueldad. Y las guerras africanas, en estos últimos años, añadieron un nuevo componente a la crueldad: la utilización de los niños como soldados. Muchos niños cambiaron sus uniformes y carteras por cartucheras y kalashnikov. En lugar de ser instruidos en idiomas y ciencias, lo son en disparar y machetear. La vuelta a la normalidad, cuando es posible, es un tortuoso camino de terapia psicológica y provisión de medios materiales.El País publica un reportaje, en el que la UNESCO denuncia la ausencia de medios y la escasa ayuda humanitaria dirigida a estas zonas en conflicto, donde la escuela y la infancia se encuentran en primera línea de fuego.
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