"QUE LA CURIOSIDAD Y LA INQUIETUD NUNCA TE ABANDONEN"

sábado, 5 de marzo de 2011

¿ANTES NOS ENSEÑABAN MEJOR?

El fin de semana pasado, el XL Semanal nos ofrecía un extenso reportaje sobre la educación española. Tras una introducción, en la que se recordaba el último estudio de PISA y los resultados poco halagüeños obtenidos por nuestros escolares; señalando, a título de ejemplo, el nivel alarmante de fracaso escolar, cifrado en el 30%. Citaba los casos de Corea o Finlandia como ejemplos a seguir. Recogía algunas voces críticas que señalan que se sabía más al finalizar la EGB que la actual ESO; otras, reclaman la vuelta de la reválida al final las distintas etapas del sistema, incluso con carácter vinculante. La perla está en el bautizo que hace de nuestros jóvenes escolares, de los que dice que están entre “pitos y tuentis”.

Los últimos 60 años de nuestro sistema educativo los divide en tres etapas:

1953-1970: la etapa de la reválida. La ley educativa, promovida por Ruiz Giménez, impulso la presentación escrita, la caligrafía, la ortografía y los conocimientos. Era un sistema para privilegiados, inflexible y elitista: sólo el 10% llegaba a la universidad. Lo propio de una sociedad rancia.

Entre 1970 y 1990, llega la Ley General de Educación de Villar Palasí. La educación se generaliza, obligatoria y gratuita para todos y hasta los años. Se suprimen las reválidas y el cambio educativo aparece mentalidades y métodos. Ya se empieza hablar de crisis educativa y aparecen las primeras voces críticas que se quejan de falta de comprensión y excesiva memorización.

La etapa que vivimos, empieza en 1990. Es la etapa de la promoción automática. La LOGSE (cabe mencionar el retoque de 2006, la LOE) una ley con vocación progresista que estigmatiza los exámenes, elimina el 0 como nota y la autoridad la comparten entre el profesor y el alumno. La educación se generaliza hasta los 16 años, se dignifica la Formación Profesional (también hay que decirlo) y los libros de textos se parecen a una página web, con muchas imágenes y poco texto. Ya no se accede al Magisterio por vocación, sino de forma residual, y su formación es más teórica que práctica. Las críticas siguen en la línea de las mencionadas en la etapa anterior.

El reportaje se completa con una colección de fotografías de libros de texto de distintas años, los exámenes de diferentes etapas y épocas: reválida de 4º, 7º de EGB y 2º de ESO (con las soluciones, no se asusten) y dos entrevistas a dos profesores, uno jubilado y otro joven, con 9 años de experiencia, en las que se contrastan dos generaciones de docentes.

Merece la pena leerlo.

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