Los últimos 60 años de nuestro sistema educativo los divide en tres etapas:
1953-1970: la etapa de la reválida. La ley educativa, promovida por Ruiz Giménez, impulso la presentación escrita, la caligrafía, la ortografía y los conocimientos. Era un sistema para privilegiados, inflexible y elitista: sólo el 10% llegaba a la universidad. Lo propio de una sociedad rancia.
Entre 1970 y 1990, llega la Ley General de Educación de Villar Palasí. La educación se generaliza, obligatoria y gratuita para todos y hasta los años. Se suprimen las reválidas y el cambio educativo aparece mentalidades y métodos. Ya se empieza hablar de crisis educativa y aparecen las primeras voces críticas que se quejan de falta de comprensión y excesiva memorización.
La etapa que vivimos, empieza en 1990. Es la etapa de la promoción automática. La LOGSE (cabe mencionar el retoque de 2006, la LOE) una ley con vocación progresista que estigmatiza los exámenes, elimina el 0 como nota y la autoridad la comparten entre el profesor y el alumno. La educación se generaliza hasta los 16 años, se dignifica la Formación Profesional (también hay que decirlo) y los libros de textos se parecen a una página web, con muchas imágenes y poco texto. Ya no se accede al Magisterio por vocación, sino de forma residual, y su formación es más teórica que práctica. Las críticas siguen en la línea de las mencionadas en la etapa anterior.
El reportaje se completa con una colección de fotografías de libros de texto de distintas años, los exámenes de diferentes etapas y épocas: reválida de 4º, 7º de EGB y 2º de ESO (con las soluciones, no se asusten) y dos entrevistas a dos profesores, uno jubilado y otro joven, con 9 años de experiencia, en las que se contrastan dos generaciones de docentes.
Merece la pena leerlo.
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